Las hijas de la tierra, Alaitz Leceaga

Ficha técnica

Autora: Alaitz Leceaga

Editorial: Ediciones B (clica para ir a la web de la editorial)
Año de publicación: 2019
Número de páginas: 558
Género: Narrativa histórica

Sinopsis de Las hijas de la tierra

Año 1889, La Rioja. Hay quien dice que una maldición se ciñe sobre los viñedos, secos desde hace años, de la finca Las Urracas. Mientras las grandes bodegas de la región comienzan su edad dorada, Gloria -la joven hija del propietario- languidece en la vieja mansión familiar, viendo aproximarse otro otoño sin cosecha.

Sometida a la autoridad de una tía cruel y un padre ausente, Gloria verá cambiar su vida de un día para otro cuando tenga que ponerse al frente del negocio familiar. Será entonces cuando comience una larga batalla que la enfrentará a los bodegueros y caciques locales, que no conciben tener como rival a una mujer. Y menos a una que pone en duda sus viejos privilegios.

Con la ayuda de sus hermanas, Gloria luchará por recuperar el esplendor de sus viñedos, al tiempo que se adentra en los secretos que esconden las habitaciones cerradas y los campos muertos de Las Urracas. Bajo la sombra de una maldición que solo al final sabremos si es cierta, las mujeres de esta novela lucharán, sin miedo a nada ni a nadie, por el poder que les pertenece.

Impresiones 

Las hijas de la tierra es la segunda novela publicada de la autora vasca Alaitz Leceaga, una lectura muy recomendable, con la que he disfrutado mucho gracias a una historia, unos personajes y una ambientación muy especial.

La Rioja, año 1889, finca llamada Las Hurracas. La escena se sitúa en una mansión muy antigua y antaño esplendorosa, unos viñedos secos e improductivos y una familia con demasiados secretos. Cayo Veltrán-Belasco vive con sus cuatro hijos en la mansión Las Hurracas: se trata de Rafael y Gloria, los dos mayores y gemelos, y dos chicas más, Teresa y Verónica. Aunque todos los personajes van a tener mucho protagonismo, es Gloria nuestra narradora y la principal de ellos. Son una familia de bodegueros pero hace años que las viñas de Las Hurracas no dan ni una sola uva. Cayo, siempre ausente, se dedica a viajar buscando inversores a quien engañar para que inviertan en sus yermas vides. Por su parte, los hermanos, huérfanos de madre, son cuidados por la estricta tía Angela, una mujer cruel que no duda en someterles a duros castigos si así lo considera e imponerles a una vida sin alegría y con demasiados claroscuros. Como la mansión. Las Hurracas fue propiedad de dos hermanas y su prima que tuvieron mucho éxito como bodegueras, consiguieron comercializar un buen vino y construyeron una auténtica mansión llena de lujos y excentricidades para la época. Sin embargo ahora se ha tornado en una grandiosa residencia decadente y con la mayor parte de las habitaciones clausuradas, con las antiguos muebles cubiertos bajo sábanas y con muchas estancias a las que las hermanas no han entrado nunca.

Como he dicho, el relato gira en torno a Gloria y sus dos hermanas pequeñas, Teresa y Verónica, a su continua lucha y a los muchos secretos que guarda la familia y otros personajes que nutren la historia. La mayor de ellas tiene que convivir con la tóxica y extraña relación que la une a su hermano gemelo Rafael, un ser irascible y peligroso, y es que, de hecho pasa la mayor parte de su tiempo intentando pasar desapercibida tanto de Rafael como de la tía Angela, pues Gloria suele ser el centro de sus duros castigos. Y ello se debe a su carácter indómito y muchas veces poco dado a aceptar las reglas que parecen regir un mundo patriarcal y movido por y para los hombres. Teresa y Verónica también serán víctimas de una mentalidad machista y atrasada, en especial Teresa, de quien no se verá con buenos ojos ni su fascinación por la ciencia ni sus sentimientos. Y por último la pequeña Verónica, un ser totalmente especial y de su mano el relato introducirá tintes mágicos y muchas veces incluso góticos, que esta vez, no me han molestado ni sobrado en absoluto. Es más el ambiente oscuro y tétrico de la mansión y los demonios que muchas veces parecen habitar en sus estancias y habitaciones, o en el cruce de caminos que conduce a Las Hurracas, o acompañar a muchos personajes, ha sido todo un acierto y le ha otorgado un plus muy especial al relato, con una muy lograda y magnífica ambientación.

Gloria, Teresa y Verónica son tres protagonistas valientes y adelantadas a su época. Odiadas y temidas por ser pelirrojas, zurdas y además mujeres, lucharán contra todo tipo de obstáculos para defender lo que más quieren: su familia pero también su tierra, sus viñedos y una propiedad, Las Hurracas, decadente y sombría, que, con su empeño, intentarán que logre recuperar el esplendor de antaño y sobre todo que sus viñas abandonen el sopor de las últimas décadas. La vida de las Veltrán-Belasco será una lucha continua, por el tiempo y el lugar en el que les ha tocado vivir. Toparán con el cacique de San Dionisio, el pueblo al final del cual se encuentra Las Hurracas, y con una mentalidad retrógrada y machista, y es que ya podemos intuir que las mujeres no eran precisamente bien recibidas en el mundo de los negocios, más aún si sobre las hermanas sobrevuela el rumor de estar embrujadas y bajo la sombra de una maldición. Pero el friso de personajes engloba otros muchos, interesantes y bien construidos, como la mujer del alcalde, Diana la vinatera o los hermanos franceses con los que tendrán relaciones comerciales y personales, lo que hace que la lectura se convierta en un auténtico placer, gracias también a los secretos familiares que irán desvelándose y las sorpresas que nos iremos encontrando a medida que avancemos. Y por supuesto, la misma mansión Las Hurracas como un personaje más, la vivienda en sí pero también los viñedos y el paisaje que la abraza y le da carácter, y la magia que la envuelve. Además Las hijas de la tierra cuenta con un marco histórico que me ha gustado mucho, perfilado y desarrollado con cariño y cuidado, sumergiéndonos en el mundo de la elaboración y comercialización del vino a finales de siglo XIX, con la filoxera asomando por los Pirineos, y con las muchas limitaciones de la época donde los avances y la tecnología iba haciendo, poco a poco, acto de presencia incluso en lugares tan inhóspitos como Las Hurracas.

Para terminar, Las hijas de la tierra es una novela muy recomendable, que incluso me ha gustado más que la anterior publicación de la autora. Se trata de un libro con una prosa delicada y muy elegante, plagada de diálogos para convertirla, pese a su extensión, en una lectura ágil y distendida, con una cadencia muy regular que va de menos a más hasta convertirse en una lectura inolvidable y seguro que una de las mejores de este año. Ha sido todo un acierto leer Las hijas de la tierra, por muchos factores, su ambientación y un marco histórico muy cuidado e interesante, pero sobre todo, por la historia de tres mujeres valientes y totalmente empoderadas, con miedos e inseguridades, pero también con el coraje de quien quiere preservar y proteger su tierra, aunque sea luchando contra viento y marea, contra toda una mentalidad cerrada y retrógrada.

.· puntuación 🌕🌕🌕🌕🌗


ＶＥＲＯ　Ｍ.