Autora: Luz Gabás
Editorial: Editorial Planeta (clica para ir a la web de la editorial)Año de publicación: 2019
Número de páginas: 441
Género: Narrativa, romántica y misterio
Sinopsis de El latido de la tierra
Alira, heredera de la mansión y las tierras que su familia conserva desde hace generaciones, se debate entre mantenerse fiel a sus orígenes o adaptarse a los nuevos tiempos. Cuando cree encontrar la respuesta a sus dudas, una misteriosa desaparición perturba la aparente calma que reinaba en la casa, la única habitada en un pequeño pueblo abandonado. Un guiño del destino la obligará a enfrentarse a su pasado y a cuestionarse cuanto para ella había sido inmutable. A partir de ese momento comenzará a sentir algo para lo que nunca pensó estar preparada: el amor.
Alira, heredera de la mansión y las tierras que su familia conserva desde hace generaciones, se debate entre mantenerse fiel a sus orígenes o adaptarse a los nuevos tiempos. Cuando cree encontrar la respuesta a sus dudas, una misteriosa desaparición perturba la aparente calma que reinaba en la casa, la única habitada en un pequeño pueblo abandonado. Un guiño del destino la obligará a enfrentarse a su pasado y a cuestionarse cuanto para ella había sido inmutable. A partir de ese momento comenzará a sentir algo para lo que nunca pensó estar preparada: el amor.
Impresiones
El latido de la tierra es la última novela de Luz Gabás y desde que se publicó tenía muy claro que quería sumergirme en esta nueva historia en la que la autora sabe aunar romance y misterio a la perfección, enmarcada en un entorno idílico y rural y narrada con su prosa sencilla y cuidada, se nota que en esta historia está su propia huella, su propia vivencia.
No hay duda que la autora sabe cómo atrapar al lector y lo hace desde un inicio, pues el primer capítulo se abre con el misterio que sobrevolará todo el libro. Alira, nuestra protagonista, se encuentra declarando, como sospechosa, en las dependencias policiales de Mongráin, el municipio más grande cercano a Aquilare, el núcleo despoblado donde reside, en concreto en una centenaria mansión, llamada mansión Elegía. Y es precisamente en su residencia donde ha sido encontrado un cuerpo sin vida. Fue la misma Alira quién por casualidad lo descubrió en el pozo de la bodega de la mansión. El correoso ambiente en el que ha estado el cuerpo, dentro de una bodega y además en el agua de un pozo, ha hecho que su identificación sea de momento imposible. No existen huellas dactilares, ni siquiera un rostro o elementos para poder saber quién es. Y será justo eso, la identificación de la víctima, la baza con la que juega la autora gran parte de libro. Además de suscitar que todos los que, los días de la desaparición de la víctima, estuvieron en la mansión son sospechosos del crimen.
Por otra parte, la historia nos lleva y retrotrae meses atrás a los hechos actuales. Y lo hace para que entendamos cómo se ha llegado a la situación actual y para que conozcamos la historia de nuestra principal protagonista: Alira, una mujer valiente y de mediana edad, que vive en la mansión que ha pertenecido a sus ancestros desde siglos con su madre Elegía y su hermano Tomás. Sus antepasados se han dejado la piel por mantener el patrimonio familiar y es precisamente Alira, por ser la hija mayor, la que heredará la vieja e impresionante casona junto con las tierras que la rodea. Se trata de una mansión en las afueras del deshabitado pueblo de Aquilare, un lugar mágico y rodeado de naturaleza que destila paz y tranquilidad, y que despierta con la primavera como una explosión de vida y belleza, aunque se torna bastante duro en invierno por las temperaturas extremas. Alira es pues quien cuida tanto de la casa como de las cosechas y de los animales que forman parte de la propiedad, y lo siente como su responsabilidad, ya que conforma todo su mundo, su deber y obligación. Y es que Alira y su familia han permanecido en Aquilare a pesar de la soledad y del aislamiento que representa que todos sus vecinos abandonaran hace décadas el pueblo. Poco a poco han sido testigos de cómo las casas de quienes eran sus vecinos han sucumbido al tiempo, cómo la hierba y la maleza se convertían en los nuevos moradores del lugar.
Alira ha dedicado toda su vida a la mansión Elegía, renunciando a un futuro diferente, sacrificándose por la propiedad familiar y por no venderla pese a su delicada situación económica. Es algo que no pronunciará en voz alta, pero empieza a pensar en que quizá debería cambiar de vida pues el mantenimiento de la fastuosa vivienda se ha convertido en una losa y cada día significa un nuevo sacrificio. Sin embargo logra salvar su querida mansión tomando una difícil decisión y ello nos llevará a conocer a sus amigos de toda la vida, Amanda, César e Irene, y el matrimonio formado por Adrián, su novio de juventud, y Dunia. Y también a unos peculiares personajes que perturbarán, o mejorarán según como se mire, la paz y tranquilidad de los moradores de la mansión Elegía.
El libro se desarrolla en treinta y tres capítulos, titulados cada uno de ellos con una canción famosa cuya letra guarda relación con el contenido del capítulo. Una novela en la que sobre todo predominan los sentimientos, con muchas dosis de romanticismo y donde el misterio, aunque presente en todo momento y aunque hilo conductor de la historia, es más secundario. Es también un canto a la amistad, a la esperanza y a que nunca es tarde para comenzar de nuevo. La autora además también trata el drama de la despoblación rural, de pueblos abandonadas e historias y vivencias olvidadas, y de hecho Luz en su epílogo nos cuenta que es su novela más personal pues ella misma es protagonista de un relato parecido. No hay duda que he disfrutado con su lectura, con la manera delicada y sublime que tiene la autora de narrar y de hablar de emociones, de la preciosa historia de amor que va tejiéndose poco a poco pero también de las demás tramas que van desarrollándose entre los múltiples personajes, y por supuesto del suspense presente en todo momento.
Pra concluir, El latido de la tierra es una novela que aúna romanticismo con pinceladas de misterio. Narrada de forma elegante y de ritmo ágil y constante, hace que disfrutemos de una historia que a su vez esconde muchas otras y que está protagonizada por una mujer valiente, aferrada a su tierra y al patrimonio que sus antepasados les ha costado tanto mantener, agradecida por ello pero también dispuesta a mirar al frente y a dejarse llevar con lo que la vida, muchas veces imprevisible, le depare. Una novela que guarda muchos secretos en torno a un misterioso crimen mientras introduce temas como la amistad, las cambiantes relaciones personales o las segundas oportunidades.
No hay duda que la autora sabe cómo atrapar al lector y lo hace desde un inicio, pues el primer capítulo se abre con el misterio que sobrevolará todo el libro. Alira, nuestra protagonista, se encuentra declarando, como sospechosa, en las dependencias policiales de Mongráin, el municipio más grande cercano a Aquilare, el núcleo despoblado donde reside, en concreto en una centenaria mansión, llamada mansión Elegía. Y es precisamente en su residencia donde ha sido encontrado un cuerpo sin vida. Fue la misma Alira quién por casualidad lo descubrió en el pozo de la bodega de la mansión. El correoso ambiente en el que ha estado el cuerpo, dentro de una bodega y además en el agua de un pozo, ha hecho que su identificación sea de momento imposible. No existen huellas dactilares, ni siquiera un rostro o elementos para poder saber quién es. Y será justo eso, la identificación de la víctima, la baza con la que juega la autora gran parte de libro. Además de suscitar que todos los que, los días de la desaparición de la víctima, estuvieron en la mansión son sospechosos del crimen.
Por otra parte, la historia nos lleva y retrotrae meses atrás a los hechos actuales. Y lo hace para que entendamos cómo se ha llegado a la situación actual y para que conozcamos la historia de nuestra principal protagonista: Alira, una mujer valiente y de mediana edad, que vive en la mansión que ha pertenecido a sus ancestros desde siglos con su madre Elegía y su hermano Tomás. Sus antepasados se han dejado la piel por mantener el patrimonio familiar y es precisamente Alira, por ser la hija mayor, la que heredará la vieja e impresionante casona junto con las tierras que la rodea. Se trata de una mansión en las afueras del deshabitado pueblo de Aquilare, un lugar mágico y rodeado de naturaleza que destila paz y tranquilidad, y que despierta con la primavera como una explosión de vida y belleza, aunque se torna bastante duro en invierno por las temperaturas extremas. Alira es pues quien cuida tanto de la casa como de las cosechas y de los animales que forman parte de la propiedad, y lo siente como su responsabilidad, ya que conforma todo su mundo, su deber y obligación. Y es que Alira y su familia han permanecido en Aquilare a pesar de la soledad y del aislamiento que representa que todos sus vecinos abandonaran hace décadas el pueblo. Poco a poco han sido testigos de cómo las casas de quienes eran sus vecinos han sucumbido al tiempo, cómo la hierba y la maleza se convertían en los nuevos moradores del lugar.
Alira ha dedicado toda su vida a la mansión Elegía, renunciando a un futuro diferente, sacrificándose por la propiedad familiar y por no venderla pese a su delicada situación económica. Es algo que no pronunciará en voz alta, pero empieza a pensar en que quizá debería cambiar de vida pues el mantenimiento de la fastuosa vivienda se ha convertido en una losa y cada día significa un nuevo sacrificio. Sin embargo logra salvar su querida mansión tomando una difícil decisión y ello nos llevará a conocer a sus amigos de toda la vida, Amanda, César e Irene, y el matrimonio formado por Adrián, su novio de juventud, y Dunia. Y también a unos peculiares personajes que perturbarán, o mejorarán según como se mire, la paz y tranquilidad de los moradores de la mansión Elegía.
El libro se desarrolla en treinta y tres capítulos, titulados cada uno de ellos con una canción famosa cuya letra guarda relación con el contenido del capítulo. Una novela en la que sobre todo predominan los sentimientos, con muchas dosis de romanticismo y donde el misterio, aunque presente en todo momento y aunque hilo conductor de la historia, es más secundario. Es también un canto a la amistad, a la esperanza y a que nunca es tarde para comenzar de nuevo. La autora además también trata el drama de la despoblación rural, de pueblos abandonadas e historias y vivencias olvidadas, y de hecho Luz en su epílogo nos cuenta que es su novela más personal pues ella misma es protagonista de un relato parecido. No hay duda que he disfrutado con su lectura, con la manera delicada y sublime que tiene la autora de narrar y de hablar de emociones, de la preciosa historia de amor que va tejiéndose poco a poco pero también de las demás tramas que van desarrollándose entre los múltiples personajes, y por supuesto del suspense presente en todo momento.
Pra concluir, El latido de la tierra es una novela que aúna romanticismo con pinceladas de misterio. Narrada de forma elegante y de ritmo ágil y constante, hace que disfrutemos de una historia que a su vez esconde muchas otras y que está protagonizada por una mujer valiente, aferrada a su tierra y al patrimonio que sus antepasados les ha costado tanto mantener, agradecida por ello pero también dispuesta a mirar al frente y a dejarse llevar con lo que la vida, muchas veces imprevisible, le depare. Una novela que guarda muchos secretos en torno a un misterioso crimen mientras introduce temas como la amistad, las cambiantes relaciones personales o las segundas oportunidades.
.· puntuación 🌕🌕🌕🌕🌑
VERO M.